Escribir una reseña a la altura de un libro que has amado es muy complicado. Si además, esa novela es la cuarta entrega de una serie de fantasía épica que te ha mantenido conquistada desde 2016, cuando se publicó la primera parte en español, la dificultad crece aún más. Pero si a todo eso le sumamos que está escrita por uno de tus autores favoritos te quedas casi sin palabras que le hagan justicia. Sin embargo, déjenme hacer un intento, porque tengo que recomendarles Huesos que hablan, de Ken Liu. La última entrega de La Dinastía del Diente de León. Una novela que cierra de manera espectacular una de las series de fantasía más imaginativas y sorprendentes que se han publicado en los últimos años.
«La muerte solo triunfa cuando dejamos de aprender y de crecer».
En los cuatro libros de La Dinastía del Diente de León Ken Liu nos trae una interpretación libre del origen de la dinastía Han. Una fantasía épica con la que el autor chino-estadounidense creó su propio subgénero literario: el «silkpunk». Ideando inventos únicos que unen la seda, el bambú y otros elementos naturales con el objetivo de crear portentos sin iguales, y que en cada libro nos alucinan más y más. Otra de las características de la serie es que se da un cambio generacional. Los personajes que conocimos, amamos y odiamos en las dos primeras novelas van dando paso a sus descendientes para que sean los que se vuelvan protagonistas y sigan con la evolución de ese mundo que no deja de cambiar.
Huesos que hablan es una continuación directa de El trono velado, la tercera entrega, así que si aún no han disfrutado de los libros anteriores, es recomendable que no sigan leyendo a fin de evitar posibles spoilers. Si bien no destriparé ningún detalle importante de la cuarta entrega, puede haber información de los libros anteriores que es mejor que descubran directamente al leerlos. Si les gusta la fantasía épica y aún no han empezado con Liu se están perdiendo una historia de las que no se olvidan (y que les robará el corazón). Les dejo por aquí mis reseñas anteriores para que descubran parte de todo lo que los está esperando en La gracia de los reyes, El Muro de las Tormentas y en El trono velado.
«No mostramos nuestro carácter con las armas que escogemos, sino mediante el propósito por el que luchamos y el modo en que las manejamos».
Con la amenaza de guerras y destrucción a ambos lados del Muro de las Tormentas, primero nos reencontraremos con la princesa Théra que en Ukyu-Gondé trata de sobrevivir a una nueva traición. Una que no solo puso en peligro a todos los agon que se unieron en su lucha contra los temidos lyucu que son los que dominan todas las planicies de ese inhóspito lugar. Sino que se están preparando con el objetivo de enviar una nueva excursión a las Islas de Dara cuando se abra nuevamente el Muro de las Tormentas. Y otra oleada de guerreros lyucu con sus garinafin y su fuego terminarían por destruir todo el imperio del Diente de León.
Idear una manera de sobrevivir y enfrentarse a los lyucu cuando no son más que un pueblo diezmado, que ha perdido el asentamiento con tan duramente les costó construir a pasar de los recelos que se tienen la gente de Dara que acompañó a Théra en su misión y los agon, un pueblo que lleva años esclavizado y que cree que las técnicas de Dara como la agricultura o la escritura son contrarias a su verdadera naturaleza, no solo es duro, sino que parece imposible. A pesar de lo cual veremos que Théra y Takval emprenderán un camino que los llevará una y otra vez al extremo. Uno en el que hay que tomar decisiones difíciles y luego recordar cuál es su propia naturaleza y actuar en consecuencia, sin importar los resultados. No les puedo resumir lo mucho que sufrí con la historia de Théra (que es uno de mis personajes favoritos de toda la serie), la manera en la que una y otra vez Liu me rompió el corazón, porque la traición es una moneda de cambio que veremos usar con mucha frecuencia en la Dinastía del Diente de León.
«Cuando todo lo que intentas fracasa, la única opción que queda es hacer lo imposible, algo nuevo».
(Mapa de las Islas de Dara)
En las islas de Dara ocupadas por los lyuco tendremos a Tanvanaki. La pékyu de Ukyo-tassa, la líder de los invasores que dominan dos de las siete islas con el terror. Que no han parado de asesinar a los habitantes originales de esos lugares a los que llaman nativos. Que ahora que el tratado de paz firmado con el trono del Diente de León está llegando a su fin, pues ya casi han pasado diez años desde la primera invasión, están esperando la reapertura del Muro de las Tormentas a fin de recibir más barcos-ciudad y nuevos guerreros con los que terminar de conquistar las islas que les faltan.
Aunque entre los lyuco existen dos facciones que opinan diferente sobre qué se debe hacer con los nativos: unos quieren la convivencia y los otros, la línea dura, piden su aniquilación. Son precisamente los de la línea dura, liderados por una fanática llamada Cutanrovo los que cada vez ganan más y más poder. Aplicando políticas tan terribles que a veces se hace muy duro leer. La crueldad, la ambición, la maldad, la superioridad que creen poseer mientras pueblo se ve mutilado y aniquilado sin que casi nadie haga nada con el fin de detener a esa fanática de la pureza lyucu que va aumentando su delirio paso a paso.
«En Dara se dice que, por lo general, hay poca diferencia entre la locura de los tiranos y la gracia de los reyes, y que tanto héroes como malvados exigen el sacrificio de otros. La diferencia, si la hay, está en la razón por la que se exigen dichos sacrificios: para satisfacer la ambición de unos pocos o para asegurar la libertad de muchos».
En el centro de poder de Dara tenemos a la emperatriz Jia, la regente que se niega a ceder el trono al príncipe Phyro. Una líder que en apariencia prefiere mantener la paz con los invasores a cualquier costo. Enviando barcos con tributos y comida a los lyucu a fin de evitar una guerra sangrienta que haga al pueblo llano sufrir. Al menos a los habitantes que están fuera de las dos islas invadidas. Todo mientras desarrolla un plan secreto y tan terrible para acabar con los invasores que nadie más conoce de su existencia. Ella es el tipo de líder que crea planes, dentro de otros planes y que cree que Phyro no está preparado para gobernar, ya que es tan impulsivo que solo los llevaría a la guerra, con todas sus horribles consecuencias. Porque ante los ojos de Jia los lyucu nunca se rendirán, preferirían asesinarlos a todos antes de verse vencidos.
También tendremos a Phyro, que tiene sus propios planes para vencer a los lyucu. Y que no solo ahora cuenta con su propia flota de gariafim, sino que ha trabajado en silencio junto a algunas de las mentes más brillantes de Dara a fin de crear nuevos inventos que los ayuden a vencer en batalla a los terribles guerreros de las planicies. Artilugios que no se parecen a los que su padre y sus equipos crearon para tratar de detener la primera invasión, sino que han tenido que adaptarse a los escasos recursos que el príncipe ha podido obtener en secreto después de que la emperatriz fuese desmantelando sistemáticamente el ejército y desviando la investigación militar para evitar un nuevo conflicto armado.
Precisamente parte de lo que es más alucinante en estos libros son los nuevos inventos creados por Ken Liu para esa guerra que Phyro desea luchar contra los lyuco con el objetivo de liberar a los oprimidos que están sufriendo un trato inhumano en las islas invadidas. Porque aunque en el resto de Dara los casi diez años de paz han hecho florecer el comercio y los ciudadanos comunes han tenido oportunidad de prosperar, para el príncipe Phyro es inaceptable que una parte de la gente de Dara esté sufriendo bajo la tiranía de los extranjeros. Aunque si hablamos de inventos también hay que destacar los que Théra y su equipo logran crear con la tecnología de huesos de los agon. Portentos que tendrán que descubrir al leer.
«Los dientes sobre el tablero. Quien quiera ejercer el poder debe comprender las consecuencias de ese poder, no a través de la filosofía abstracta, sino con las manos ensangrentadas y los nervios magullados, despojados de la última pizca de inocencia».
Otros de los múltiples narradores serán la princesa Fara, que huirá del palacio con la finalidad de encontrarse a sí misma. Y Savo Ryoto, el hijo de la líder lyuco que apuesta por la convivencia con los nativos. Justamente un invento de Savo será algo clave que ayude a que el pueblo de Dara aprenda a usar su poder contra sus dirigentes, (y aquí se nota el amor de Liu por la letra escrita, pero no les diré más). Porque si algo hace Jia durante su regencia como buena artífice del poder es dotar al estado de la suficiente autonomía política para funcionar por sí mismo. Otra cosa que es mejor que descubran al leer. Hay tantos personajes memorables, como los integrantes de la Banda de las flores, especialmente Rati Yera, la inventora analfabeta que terminará por crear muchas de las maravillas asombrosas que ayudarán a cambiar el destino Dara. Sin olvidarnos de Zomi, que aunque aquí no tiene tanto protagonismo, sigue siendo otro de mis personajes favoritos.
Guerra, dioses, traiciones, crueldad, planes, elecciones, inventos, esperanza… Huesos que hablan, de Ken Liu, es un último libro que supera todas las expectativas. Lleno de críticas y de maravillas. Una novela que me mantuvo con el corazón roto durante buena parte de la lectura, leyendo con impotencia como todo lo que podía salir mal, salía mal. Y que me sorprendió una y otra vez con giros que no esperaba. Un libro escrito y estructurado de manera que aunque tenga 1038 páginas no quieras parar de leer. De nuevo hay que destacar la excelente traducción de Francisco Muñoz de Bustillo, así como la cuidada edición en tapa dura de Runas. Si desean leer un libro de fantasía que los deslumbre, los haga reír, llorar y reflexionar tienen que darle una oportunidad. Pongamos los dientes en el tablero. No actuemos en contra de nuestra naturaleza.
¿Han leído Huesos que hablan? ¿Les llama la atención?
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